29.7.19

Shikoku de Eloi Pujadas


Sinopsis:
El "Camino medio" busca la moderación, nunca los extremos. ¡No está bien visto ser el primero... ni el último!

¿Cómo se juega?
Ampliando un poco la información que se nos da en la sinopsis, se trata de subir las escaleras del templo. Para ello, usaremos las cartas que nos indicarán los pasos que avanzamos siempre y cuando no quedemos segundos o penúltimos en el orden de juego.

Preparar la partida es fácil: se coloca el tablero en el centro y cada jugador coge una carta de color (que indica cuál es su figurita) y sus dos peones. Uno lo colocará en el primer escalón del tablero y el otro se deja aparte, de momento, para usarlo en breve.

Se mezclan las cartas (numeradas del 1 al 33) y se reparten tres a cada jugador. A continuación se revelan tantas cartas como número de jugadores y, cada vez que se revele una carta, se le adjudica al azar uno de los peones de los jugadores que han quedado aparte. Se ordenan de menor a mayor y eso indicará el orden de juego además de indicar la posición inicial de los peones, es decir: cada carta muestra un número de chanclas, esos son los escalones que se avanzan, así que se moverán los peones tantos escalones como chanclas aparezcan en la carta que se les ha adjudicado al azar.

Una vez hecho esto empieza la ronda propiamente dicha: el primer jugador jugará una carta de su mano y colocará su peón encima de la nueva carta. Siguiendo el orden, el resto de jugadores hará lo mismo teniendo en cuenta que las cartas se ordenarán de menor a mayor y que el jugador que quede segundo y el que quede penúltimo no avanzarán, avanzando escalones el resto de jugadores.

A continuación, la carta que estaba en primera posición se pasa a la última, junto a su peón, y ese jugador roba una carta del mazo. Luego, por el orden que ha quedado (exceptuando el último), cada jugador escoge para su mano una de las cartas de la ronda anterior (en el primer turno, la de la ronda de preparación) para tener, de este modo, siempre tres cartas en la mano, dejando fuera de juego la carta que sobre.

Se repite esta secuencia de juego hasta que un jugador llega a la casilla 33, la última, la del templo, siendo ganadores los que, después de mover todos los peones que se tengan que desplazar, queden en segunda y penúltima posición. Si más de un jugador terminan en esas posiciones, comparten la victoria.

Ejemplo de partida: los "peregrinos" van ascendiendo usando sus cartas.

Parece muy simple pero tiene más estrategia de la que parece. El hecho de que las cartas estén numeradas y que sepas cuántas son y vayas viendo qué cartas se van quedando los jugadores y cuáles quedan fuera de juego te permite intentar calcular en qué posición puede quedar tu carta y si podrás, o no, avanzar si ése es tu interés. Por supuesto que a cuantos más jugadores más complicado es llevar la cuenta, de ahí que puedas tener algo de suerte.

La estética en tonos pastel es muy bonita, aunque no es lo que destaca del juego, siendo esto la simpleza de sus mecánicas (aunque suene lioso, es rápido de aprender) y los piques sanos que se pueden generar.

Las partidas son rápidas y no tienes tiempo de aburrirte en los entreturnos ya que tienes que estar pendiente de las posiciones del resto de jugadores, las cartas que jueguen o las que cojan para su mano.

La rejugabilidad es alta porque es un juego agradable y cada partida es única. Gustará a jugones gracias a ese punto de estrategia y es perfecto para introducir a no jugones en el mundo del ocio de mesa.

2 comentarios:

  1. Está bien que se estén volviendo a diversificar las temáticas de los juegos de mesa. Antiguamente se hacían juegos de mesa sobre cualquier cosa que a uno se le ocurriera, pero últimamente casi todos los juegos de tablero para adultos tratan sobre destruir algo o a alguien. Hace poco vi uno similar a este sobre unos salmones que tenían que remontar un rio, que a primer golpe de vista parece interesante.

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    1. Hay juegos, sobretodo los abstractos, que realmente da igual la temática que tengan, pueden ser japoneses subiendo a un templo como salmones remontando el río y las mecánicas van a ser las mismas.
      El hecho de darle una temática u otra creo que es para llamar la atención de determinado público.
      En este caso, Shikoku llama la atención de todo tipo de público, por lo que creo que se da un combo interesante: la mecánica es buena y asequible y la temática es agradable.

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